Asuntos domésticos
Escribo esto mientras me instalan la calefacción. La dueña del piso donde vivo ha decidido instalarla porque si no la comunidad de vecinos la iba a demandar. Es un cuento largo. El hecho es que desde el jueves de la semana pasada mi casa está invadida y yo estoy mareada de ver a tanta gente entrar y salir: los dos instaladores y ella, la dueña, a quien llamaremos en adelante M.C. y que vale por diez personas juntas, todas enloquecidas y gritando al mismo tiempo.
Por Dios, qué paciencia. La mujer ha aprovechado mi ausencia (yo tengo que trabajar y ella se tiene que entender con los instaladores) para ver todos y cada uno de los rincones de mi casa. Que si la baldosa se rompió. Que no hemos descongelado la nevera (y va y la descongela). Las cortinas están sucias (y va y las lava). Las baldosas del baño. Las ventanas que no abren bien. Aaaaggghhh.
Y yo me pongo a pensar, Dios mío, en el marido de esa mujer. Pobre ser, lo que le ha tocado.
Afortunadamente ella no vive en Madrid, y no viene con demasiada frecuencia. Y afortunadamente, la calefacción sólo se instala una vez. Porque yo vuelvo a pasar por esto y no respondo.
Alguna gran culpa debo estar pagando.
Por Dios, qué paciencia. La mujer ha aprovechado mi ausencia (yo tengo que trabajar y ella se tiene que entender con los instaladores) para ver todos y cada uno de los rincones de mi casa. Que si la baldosa se rompió. Que no hemos descongelado la nevera (y va y la descongela). Las cortinas están sucias (y va y las lava). Las baldosas del baño. Las ventanas que no abren bien. Aaaaggghhh.
Y yo me pongo a pensar, Dios mío, en el marido de esa mujer. Pobre ser, lo que le ha tocado.
Afortunadamente ella no vive en Madrid, y no viene con demasiada frecuencia. Y afortunadamente, la calefacción sólo se instala una vez. Porque yo vuelvo a pasar por esto y no respondo.
Alguna gran culpa debo estar pagando.
4 comentarios
Topocho -
SuperVivi -
Horacio -
Miguel Pinto -