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sopotocientos

El monstrico

En estos días me he dado cuenta de que llevo toda la vida conviviendo con un monstruo. Bueno, okey, en realidad me había dado cuenta antes, de lo que no me había dado cuenta es del alcance que puede llegar a tener mi monstrico particular. Es como un animalito que está siempre al acecho de lo que hago o dejo de hacer, y sus palabras favoritas son "no sirve".

Nuestros diálogos son, más o menos, así:

-Este blog tuyo es una burla. Un solo artículo al mes. Y eso de casualidad. Y mira que ponerte a transcribir lo que yo digo. Qué falta de imaginación.
-Okey, okey.
-Eres el colmo de la inconstancia.
-...
-Ayer no escribiste.
-...
-Dije que no escribiste ayer.
-Escribí un poquito.
-No sirve. ¿Crees que vas a terminar una novela escribiendo "un poquito"? Habrase visto.
-(Eso sonó sospechosamente como mi Tía Albertina.)
-¿Qué dijiste?
-No, nada.
-Ah, ya me había parecido. ¿Y hoy qué vas a hacer, aparte de perder el tiempo?
-Déjame en paz.
-Vas a perder otra tarde, me imagino.

Y así.

¿No es agotador? Con razón al final del día no puedo ni pensar. Habrá que buscar estrategias para domesticar al monstrico. No creo que atacarlo directamente sirva de mucho, la verdad. Me parece que un acercamiento más sutil sería lo adecuado. Probaré con chocolate.

2 comentarios

Ricardo -

Pense que el monstrico era Corroncho. En fin, aqui te dejo algo:
El ni~o y el mar

Bajo el sol caliente, siento la arenilla en la playa del mar. El agua muy fria, me traen las olas , las olas del mar.
Este mar Caribe, donde yo me ba~o y me meto a jugar, esta lleno de peces, corales y flora de mar.
Los barcos navegan y ponen el agua a temblar...van dejando estelas, son huellas amigas del ni~o y el mar.
Cuando sea grande, sere marinero, cuando sea grande explorare el mar. Cuidare el Caribe, surcare sus aguas y hare amar al mar.

Maléfica -

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