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Cuentos hiperbreves: ¿oficio de flojos?

Una de las razones por las que casi no escribo cuentos es que me parece dificilísimo. Tanta precisión en tan poco espacio. Me encanta leerlos, pero a la hora de escribir, me siento mucho más cómoda con esa selva vasta que es la novela, en donde no tienes que ser tan perfecto. Las ideas que me asaltan suelen tener vocación de universos. Ya decían por ahí que uno no busca las ideas, las ideas lo buscan a uno. ¿Qué hago yo si las ideas que quieren convertirse en cuento me eluden? Por eso nunca se me habría ocurrido experimentar con la narrativa hiperbreve, de no haber sido por la insistencia de ese gran narrador oral y escritor y muchas otras cosas que es Francisco Garzón Céspedes, maestro y amigo.

Aquí va mi primer experimento.

 

AMORES

 

Desesperación

Cuando terminó de deshojar la margarita, continuó con los dedos de su mano derecha.

 

 

Misterio

En la penumbra, la mujer contempló la respiración pausada de su amante, perdido en quién sabe qué orillas del sueño. Quiso seguirlo. Se hundió en él y pasó al otro lado: un paisaje de estrellas y galaxias y al fondo su silueta, lejana, inalcanzable.

 

 

Germen

Él la mira pasar y ella sabe que él la mira, y se demora, duda, finge ver las vitrinas, se acomoda el bolso, y luego gira, decidida, y empuja la puerta y entra al café y se acerca a la barra y él la mira, la mira, y ella sabe.

4 comentarios

Julián Negromanti -

Qué belleza poética la de tus cuentos. Me gustaron los tres. Te dejo dos de mi autoría:

ALTRUÍSMO
Me encanta, en invierno, ayudar a los vagabundos a leer el diario con el que se taparán durante la noche helada.

COMPLEJO
Creo que sufro un serio complejo de inferioridad: todos los días veo gente sonriendo y eso me molesta, pero lejos estoy de poder expresar exteriormente mi enfado. En este mismo momento pasan dos muchachos, conversando entre ellos y riendo; ni siquiera notan mi presencia: seguramente se debe a que soy muy bajita. Las mujeres tampoco me ven; claro, no estoy a la altura de ellas: calzan bellos zapatos, lucen vestidos deslumbrantes, y poseen una silueta magnífica; en cambio, yo no les llego a los talones: estoy siempre sucia, excepto cuando llueve; sí, la lluvia es mi único baño. Soy infeliz, realmente muy infeliz, todos me pasan por encima, incluso a veces me escupen, esos maleducados, y todo por mi aspecto insignificante. ¿Por qué será que las de mi especie no protestan?: les hablo y son mudas y sordas; las miro y son ciegas; ahora que lo pienso (y una sonrisa se dibuja en mi interior al pensarlo), ¿no seré única en mi especie?, ¿no seré yo la única baldosa inteligente?

Analía Costa -

Los relatos hiperbreves son mi debilidad. El primero es realmente excelente. Genera en mi imaginario una estética oriental, casi como un cuento de Kawabata. Felicitaciones.

pulgacroft -

Me encantan los hiperbreves, de vez en cuando escribo alguno.
El que más me ha gustado de estos tuyos es el primero. Cuanta desesperación en tan solo 3 líneas!

Un saludo!

JOSÉ VÍCTOR MARTÍNEZ GIL -

LA BELLEZA DE LOS CUENTOS HIPERBREVES DE VIVIAN WATSON ES TANTA COMO SU HONDURA Y COMO EL PODER CREADOR DE ESTA MUJER ESCRITORA, NARRADORA ORAL ESCÉNICA, PERIODISTA Y TANTO MÁS PARA DIMENSIONAR LA LUZ.